En sus últimos años como presidente del Gobierno, Aznar hizo un esfuerzo más sólido para que España entrara en un G-7 ampliado. Su apoyo a la invasión de Irak puede ser un ejemplo de ello. Igual que el papel activo de España durante la crisis argentina de 2001. Pero en 2004 llegó otro Gobierno con otras prioridades. Y ahora ese mismo Gobierno —y la oposición heredera de Aznar— vuelven a reclamar la presencia española en un foro internacional. Esta vez, el G-20. ¿Para qué quiere España estar en la cumbre?
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