Poniendo juntos sobre la mesa los hechos y la historia de los últimos 50 años de este país, las piezas encajan como un puzle. Los recursos naturales hacen de Birmania, como de muchos otros países en la misma situación, una presa desable para las inversiones de empresas extranjeras (y en consecuencia para sus gobiernos puesto que cada vez cuesta más diferenciar entre unos y otros), e irónicamente, un lugar cada vez menos desable para sus propios habitantes. Relacionada:
www.lukor.com/not-mun/asia/0412/13102441.htm .