El chino Tao Xiangli ha demostrado que no hace falta estudiar areonáutica en la Universidad para construirse un submarino personal. Sólo hay que ponerle mucho interés, paciencia (un año de investigación y fabricación) y un buen presupuesto (más de 2.800 euros de inversión). El resultado es un submarino de 1,6 toneladas de peso, poco más de seis metros de largo y equipado con medidores de presión, tanques de oxígeno, iluminación delantera y cámaras externas.
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