"Cuando vi lo que contenía el paquete, me sorprendí. No entendía nada. Fui hasta la cocina y lo puse en el frigorífico. No sabía qué otra cosa hacer", explicó el recepcionista Gabriel Winner. Unos minutos más tarde, un empleado de un servicio de mensajería llegó al hotel reclamando el ojo. Finalmente, el órgano llegó a destino y sirvió para realizar un trasplante de urgencias en la Clínica Hobart Day, según publica el diario Mercury.
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