Mi padre es una de las 3.278 personas que nunca volverán a casa en EEUU. Es uno de los miles que han sido condenados a prisión hasta que mueran por delitos de drogas no violentos o delitos contra la propiedad. Papá está cumpliendo cadena perpetua porque transportó y vendió metanfetamina con la que pagar por un trasplante de médula ósea y otros tratamientos médicos para su hijo, mi hermano.
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