Tras más de una docena de artículos sobre la invasión de Ucrania y unas cuantas discusiones por ahí, me he convencido: a los pacifistas se nos toma normalmente por prorrusos.
Mi primer escrito sobre el tema fue bastante claro.
Sobre esa idea giran todas mis ideas que tienen que ver con esta guerra. Y sin embargo, cuando leo los comentarios leo a menudo que apoyo a Putin. ¿Y sabéis que pasa? Que seguramente también es culpa mía.
Yo aquí escribo en media hora, muchas veces sin corregir siquiera los artículos (mis disculpas) y casi siempre con una u otra víscera en la mano. Y cuando escribes de ese modo, resulta que te ves arrastrado por la idea principal que te ocupa la cabeza. Y la mía es "que acabe ya esta puta guerra".
La cuestión, y ahí entiendo que a mí y a muchos como a mí se nos ataque, es que me importa un cojón de mico quién gane. Y como creo que la guerra sería más corta con una victoria rusa, proque una victoria ucraniana puede llevar años y millones de muertos, lo que me pide el cuerpo es que los rusos se pongan las pilas de una vez y acaben con esta matanza.
El razonamiento parece ruin, no lo niego, pero no es nuevo: ¿Por qué dicen siempre los americanos que lanzaron dos bombas atómicas sobre Japón? ¿No era para acortar la guerra y ahorrar millones de muertos? Yo espero que la cosa no llegue tan lejos, por supuesto, pero el razonamiento sigue ahí, y una vez que lo has defendido durante más de medio siglo es difícil hacerlo volver a su madriguera. ¿O era mejor que los japoneses defendiesen la isla hasta el último hombre? Venga ya, joer...
El razonamiento parece ruin, lo repito, pero me permito defenderlo públicamente porque me parece más ético y menos ruin que hacer moralismo con la sangre y la vida de los demás, porque he entrevistado y conocido a demasiados soldados y a demasiadas víctimas de la guerra como para pensar de otro modo.
Sólo los muertos pierden de verdad las guerras. Los demás, si hay paz, se sobreponen, y lo que parecía una catástrofe a veces se convierte en otra cosa. A Japón y Alemania no les pasó nada por rendirse. Después de cuatro o cinco años, los supervivientes paseaban con sus novias y criaban a sus hijos tan ricamente como los vencedores.
Los que vociferaban por una guerra total, en nombre de la ética, fueron aparcados en algún garaje mugriento de la historia, y allí se pudrieron tranquilamente en vida.
Lo siento, pero yo me pongo de parte del que tenga más opciones de acabar antes. Si es Putin, pues con Putin. Si es Zelenski, pues Zelenski. Pero que se vayan a tomar por culo ya con su matanza de chavales. Más que saber quién empezó la guerra, me importa quién puede acabarla. Ya sé que muchos odiáis eso. Pero es porque no estáis allí, ni están vuestras mujeres, vuestros padres, o vuestros hijos. Yo a lo mejor soy un cobarde, o un mierda, pero me pongo de verdad en su lugar y creo que lo mejor es que esta puta mierda termine cuanto antes.
¿Y sabéis qué es lo mejor? Que si en vez de ponerme en su pobre pellejo me pongo en el mío, en plan egoísta, pienso lo mismo. Porque no sé, ni me importa, quién va a ganar esta guerra, pero veo que la estamos perdiendo nosotros. Veo que Europa se va a la mierda. Veo que nos utilizan de tontos útiles para bruñir los intereses de los demás. Veo que vamos a tragarnos décadas de pobreza por haber empuñado una bandera que no es la nuestra y abrazado unos intereses que tampoco son los nuestros. Como forofos futboleros que se parten la cara por unos colores que visten forasteros millonarios. Tal cual.
O sea que, con franqueza, los que dicen que hay que luchar hasta el último hombre (hasta el último ucraniano, por supuesto), o son unos miserables o son simplemente idiotas.