(...) El problema es el que los abogados deben primero obtener información sobre los usuarios para ejercer el chantaje. Deben conocer su dirección IP, su apodo en Internet, y la lista de canciones que están compartiendo. Pero los abogados no se manchan las manos con estas cuestiones. Contratan a terceros. . Los contratados tenían que espiar las redes para elaborar una lista de los usuarios más habituales, y de paso obtener dentro de lo posible todos los datos. Incluyendo nombres y apellidos, dirección y teléfono...
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