Mucho se ha escrito. Hay quienes se niegan a considerar siquiera la adicción como trastorno, entendiendo que sí, el ocio electrónico es adictivo, pero nunca en un sentido desequilibrante para el sujeto. Dicho de otra manera, quienes pueblan las clínicas de desintoxicación para videojugadores (tan mediatizadas de un tiempo a esta parte) son personas afectadas por carencias que les llevaron al refugio más sencillo de construir. ¿Y acaso no son shooters y aventuras, plataformas y mundos persistentes, magníficas cuevas virtuales?
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