Tras el golpe de estado militar en 1964, llega su exilio de más de dos décadas, época en que proyecta la sede del Partido Comunista Francés o la Universidad de Argel. Y de nuevo, la vuelta a Río de Janeiro, donde con cerca de ochenta años reabre su estudio. Niemeyer se había convertido ya en una leyenda viva de la arquitectura.
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