Cuando algunas de las niñas se orinaba en la cama, «las obligaban a comer cebolla cruda sola y a ponerse las bragas sucias en la cabeza y permanecer con ellas así en la cama». También ha quedado probado, por la declaración de las víctimas, que en una ocasión una de ellas, de 7 años, fue obligada a comer su propio vómito como castigo. Tiempo después, la menor se vio obligada a permanecer sola en una habitación «durante el tiempo que estaba en la casa, comiendo incluso allí durante varios días».
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