La urgencia de las crisis, como ya ha pasado en anteriores ocasiones, puede crear la tentación a nuestros gobernantes de recortar o reducir los incrementos de las inversiones en innovación. España, en el dato más reciente de inversión en I+D sobre PIB de 2019, no ha recuperado la posición que tenía en 2009 con un 1,25% cuando el objetivo de Europa sigue siendo el 3% y países como Corea alcanzan ya el 4,5%. Sin embargo, hemos necesitado soluciones impulsadas por la ciencia y la innovación para hacer frente al reto que ha supuesto la pandemia
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