En 2005-2006, muchos ya decíamos que estábamos creando un monstruo energético de sobrecapacidad, caro, ineficiente y subvencionado, pero nadie hizo caso. La burbuja de infraestructuras y capacidad de generación eléctrica que se creó con el aplauso de todos, ciudadanos, gobiernos, empresas y reguladores, tiene muchas similitudes con la inmobiliaria.
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