La empresa japonesa de electrónica Oki ha informado de que su filial española ha exagerado sus cuentas, lo que afectará negativamente a sus resultados y tendrá un impacto en las cuentas de todo el grupo de 8.000 millones de yenes (82,6 millones de euros). Esto le obligará a retrasar la presentación de sus balances al regulador bursátil japonés, con lo que no podrá cumplir con los plazos y podría acabar forzando su salida del índice Nikkei.
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