Ante el desolador panorama de los recortes al que no escapa nadie, el mantra de las oenegés es innovación y transparencia. Como en tantos otros sectores, el boom de las redes sociales sirve en bandeja nuevas fórmulas para captar fondos y para llegar a públicos insospechados a la hora de pedir dinero para construir un puente en Bután o emprender una campaña en defensa de la Amazonia. Quienes peor lo están pasando son aquellas organizaciones que han confiado en los recursos públicos y han desatendido su base social.
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