Una oda cultural al conformismo: la Movida Madrileña

En los exteriores del SOS Festival tuve la suerte de ver a un amigo entrevistar a Santiago Auserón y hay una declaración que me resultó chocante, pues pensaba que el líder de Radio Futura tenía un concepto idílico de la movida. Auserón vino a decir que la movida fue un invento de los estamentos culturales gubernamentales y que, mientras España sufría un paro juvenil atroz del 50%, los jóvenes de la movida se dedicaban a mirarse en bolas de cristal y lanzarse al hedonismo más superficial. Auserón entonaba el mea culpa, algo que le honra. La mayoría de sus letras son maravillosas, pero el reconocía que no eran más que talentosas autofelaciones, dicho con otras palabras.

Krahe dijo de la movida que sí, que el tiempo de los cantautores reivindicativos puede ser que hubiese pasado, pero que un movimiento musical que, en una gran parte, se considera heredero del punk inglés, no podía obviar la esencia y motor que imprimía sentido a grupos como los Sex Pistols: la lucha contra el sistema. Nada de eso había en la movida. Y había razones para la queja y la lucha en España.

Pocos movimientos culturales se me ocurren más sobrevalorados, dogmáticos, conformistas y conservadores y más alineados con el espíritu de la Transición que la movida madrileña. El riesgo era solo estético. Sólo había un deseo de romper con lo establecido en las capas más exteriores. Pero no había ningún impulso crítico, ninguna intención de cuestionarse la realidad impuesta, como si lo tuvo el rock vasco.

Yo no soporto la movida madrileña. Es decir, hay grupos que adoro, pero considero que la calidad musical del movimiento puede resumirse en 8-10 grupos verdaderamente talentosos y 50-60 mierdas sobrevaloradas para coleccionistas polllasviejas. Además, la movida fue muy tóxica, por dos razones esenciales: en primer lugar, tuvo una influencia muy dañina en la música de los 90, la llamada generación "cadena 40". Por otro lado, provocó un movimiento revival que sigue más vigente que nunca y que aún perdura, quitando cuota de pantalla a los músico contemporáneos desde hace 30 años. Momias como Loquillo, Alaska y derivados, siguen dando la turra y arrastrando un dudoso y sobrevalorado legado que trasciende al ámbito musical.

Pero claro, cuando uno critica a una generación, pimero debe empezar por la suya propia. ¿Qué grupos reivindicativos fuera de los circuitos norteños surgieron en los 90 o en los 00? Absolutamente nada. Si por algo se caracteriza la música española desde el fin de la epoca de los cantautores, es por su absoluta falta de compromiso social. Si en los 80 había motivos para que la juventud cantase contra el sistema, ahora los hay más aún. Lo dijo Griffi, de Solo los Solo: "O la música ha dejado de ser un arma para alcanzar el cambio o sencillamente nos la suda el cambio".