Porque no es un derivado del tabaco. Ni un producto medicinal. Ni una terapia para dejar de fumar. Es, sencillamente, un pequeño cilindro con una batería y un atomizador. Así que lo que produce es vapor y no humo. Pero desde que el hospital Universitario de A Coruña detectó este miércoles un caso de neumonía relacionada con el uso del cigarrillo electrónico la polémica sobre sus efectos nocivos se ha multiplicado.
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