El toque de queda no ha logrado aplacar los ánimos de todo un país que pedía ayer a gritos “Abajo, faraón Mubarak”. Las aspiraciones de millones de egipcios no han sido respondidas y la olla de frustraciones está a punto de explotar. En este sentido, Occidente e Israel temen el contagio “inevitable” de la revolución social emergente en numerosos países islámicos que piden la cabeza de sus verdugos.
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