El Banco de Rusia ha ido engordando sus activos hasta los 643.000 millones de dólares, un máximo histórico. La razón de este gigantesco ejercicio de austeridad, equivalente al 38% de su PIB de 2021, la hemos visto esta misma semana: acumular un colchón financiero suficiente para resistir las sanciones económicas de una agresión militar a Ucrania. ¿El problema para el mandatario ruso? Que Occidente, en un gesto inesperado, se ha conjurado para inutilizarlo.
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