Si la violencia no se dispara, Libia es ya un problema del pasado para Estados Unidos. Gadafi está sentenciado. El presidente Obama ha dicho que debe irse. El gobierno americano ha dejado clara su opción, como hizo al final con Mubarak. Si Gadafi no saca algún truco, el final de su régimen es cuestión de días. Pero hay más revueltas en marcha y Estados Unidos parece que frena. En los países que vienen ahora, es probable que Obama ayude a los viejos aliados y pida solo por reformas, no cambio de régimen.
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