1. Vivir en el campo es mucho menos ecológico que hacerlo en la ciudad. Primera sorpresa: en la ciudad te puedes mover a pie, en transporte público o, como era mi caso, en bici. En el campo todo está lejos, por definición, así que necesitas el coche para todo, desde visitar a un amigo hasta ¡ay! ir a comprar al Mercadona. “El uso del coche es brutal, no existe el transporte público. Se camina muy poco, a veces nada”, me cuenta desde Segovia Natalia Martín Cantero, periodista.
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