Con el fin de producir gas de hidrógeno para los nuevo coches, las bacterias se agregan al procesado de la basura, usando un método de producción similar al del biogás. Karin Willquist de la Universidad de Lund ha estudiado la bacteria Caldicellulosiruptor saccharolyticus porque produce el doble de gas de hidrógeno que las actuales. Se debe a que se adaptó a un entorno de baja energía y es capaz de hacer frente a temperaturas de crecimiento más altas. Su punto débil es la sal pero es posible dirigir el proceso para reducir su concentración.
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