¿Todo cambia? Pues no. Porque hay cosas que se resisten a ser ni siquiera comentadas. ¿Quieren saber una? Ahí va: lo que nunca ha cambiado es la ley electoral de Catalunya, la única comunidad autónoma que se llena la boca de estatutos y de la necesidad de consultar todo lo consultable pero que no ha sido capaz de adaptar el sistema democrático a los nuevos tiempos. Cada vez que los ciudadanos catalanes van a votar lo están haciendo de la misma manera con la que se votó en las primeras elecciones de 1977.
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