Cuando suena determinada canción, o incluso determinado fragmento de una canción, podemos sentir un escalofrío, o incluso se nos puede poner la piel de gallina, como sacudidos por la emoción. ¿Cómo es posible que un puñado de sonidos puedan lograr algo así? La explicación a este fenómeno fue uno de los objetivos del investigador musical más reputado de Alemania: Eckart Altenmüller, de la Hochschule für Musik and Theater de Hannover.
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