La normalización de la mentira

Voy a copiar una conversación de whatsapp real, eliminando la información personal.

-De verdad os creéis estas cosas?

+De esta gentuza ya me creo todo. No me sorprenden ya, al cabo de estos 3 años.

-Es decir, aún sabiendo que es mentira, difundo el bulo porque me caen mal.

+Ojalá sólo fuera caerme mal. El asco es una fuerza mayor.

Parece que lo han conseguido. La separación entre realidad y opinión ha sido finalmente dinamitada. Ya no se trata de que los bulos circulen libremente a causa de la ingenuidad de quienes creen en el transmisor o de quienes no son capaces del más mínimo espíritu crítico. La difamación ha pasado a considerarse como una acción totalmente aceptable. 

Elija usted un partido político, al igual que elige un equipo de fútbol. Sea un hincha, sea fiel, no cambie nunca de camiseta. Si su equipo juega mal, es cuando más le necesita: aunque no den una a derechas, siga votándoles. Usted es parte del equipo y el equipo es parte de su identidad; sienta los colores. Si alguien critica al club, le critica a usted. Sea implacable: contra el enemigo todo vale. Al fin y al cabo, en el campo de fútbol en el que se ha convertido la sociedad, todo es lícito. Si su equipo decide mentir ¿quién es usted para impedírselo? La lealtad consiste en participar. Difunda los bulos de su club, no tenga escrúpulos morales. La ética es para los idiotas. El asco es una fuerza mayor.