La imagen del matemático genial pero poco interesado en las aplicaciones prácticas de su talento, y alérgico a ganar dinero, se rompe con James H. Simons. Simons empezó trabajando para el Gobierno norteamericano en ruptura de códigos, pasando mas tarde a fundar una empresa de inversiones, que ha ganado 2.800 millones de dólares el año pasado. Ver también
www.nytimes.com/2008/04/16/business/16wall.html?_r=1&oref=slogin