Vivimos en un mundo sin noche. La luz artificial nocturna del alumbrado público y privado inunda nuestras calles, pero también invade nuestras casas, las zonas naturales y el cielo nocturno. Según parece es el progreso imparable de nuestra sociedad y un barniz mágico para prevenir la delincuencia. En cambio es sorprendente el anuncio que aparece en la entrada de muchos pueblos franceses, advirtiendo del apagado total o parcial del alumbrado desde las 23 h o las 24 h hasta las 6 de la mañana.
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