Hace unas horas he asistido a uno de los actos más deprimentes de los últimos tiempos. Una subasta de casas en España, que se iba a celebrar en el centro de Londres, ha tenido que suspenderse por no haber público suficiente para iniciar la puja. Mientras la calle más comercial de Londres aparecía abarrotada de público... Los organizadores no sabían donde meterse. Suspender una subasta en Reino Unido, un país que adora pujar por lo que sea, es realmente un acto insólito. Y que por desgracia muestra que los ingleses no quieren una casa española
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