El resultado ha sido todo un éxito. Los cubos tienen la peculiaridad de que por un lado recogen el líquido elemento y por el otro, uno puede además depositar la basura. La orina recogida se convierte después en fertilizante natural, que se utiliza para abonar los parques y jardines de la ciudad. De momento, el invento es sólo para hombres y no se contempla crear una versión femenina.
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