Particulares relatan lo duro que es comercializar una casa. «Fue una inversión que hice cuando tenía un trabajo estable, pero las circunstancias cambiaron. Ahora estoy en el paro y tengo dos hipotecas». Un agente de la propiedad vigués dice que «antes cerrabas operaciones en tres o cuatro meses, ahora puede multiplicarse». Otros son más apocalípticos. «Hace unos dos meses y pico saqué al mercado un piso que tenían mis padres, pero cada vez hay que poner todo más barato o hasta regalarlo» explica Pilar, trabajadora de una agencia de Ourense.
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