La escuela libre no produce súbditos, ni piezas programadas para encajar en el engranaje, sino mentes librepensadoras y creativas. Los niños libres no están atocinados ni son unos inútiles, se puede tener una conversación normal con ellos, entienden el mundo que les rodea. Son otra cosa. David quería recorrer mundo. Sin avisar a nadie, sin dinero, cogió su bici y su abono transporte y se puso a pedalear y a subir a trenes y a pedalear. Esta es una historia real que sucedió hace un par de meses.
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