No fue una amnistía fiscal, ni un abaratamiento del despido, ni una subida del IVA y por supuesto tampoco es un rescate. El Gobierno no quiere ni oír hablar de ese término y por eso, mientras el resto de la prensa internacional y nacional no duda en utilizarlo, el Ejecutivo emprende una carrera a contrareloj para preparar la artillería eufemística. Esquivar el uso de la palabra "rescate" ha sido el objetivo. Hacerlo sería comparar la situación de España a la de otros países previamente intervenidos como Grecia, Irlanda y Portugal.
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