La próxima manifestación a la que acuda le pediré a mi vecina del quinto (la que cumplió años hace poco) una de esas bragas XXXL que cuelga en el patio de luces, la plantaré en un mástil y la haré ondear. Esa será mi bandera. No será diferente de las demás, ya que mi bandera, una pieza de ropa interior, pertenece a la parcela de intimidad de las personas.
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