Un pequeño gran detalle llamó la atención de los periodistas asistentes al pleno de la corrupción. Al llegar los “honorables” amontonaban sus maletas para una vez terminada la reunión marcharse rápidamente de vacaciones. Sobraban las palabras. El mensaje era claro; este es solo un trámite, aquí no va pasar anda, nuestras cabezas están en otro lado porque nos sentimos seguros. Lo que vimos en vivo y en directo fue un espectáculo de mala muerte. Hasta la prensa extranjera la ha calificado de circo pobre.
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