En su afán por justificar la detención de Iván Prado, el clown español deportado el 26 de abril desde Tel Aviv, la seguridad israelí lo acusó ayer de mantener contactos con grupos terroristas palestinos. Un extremo que el artista gallego niega en su totalidad. Prado, que pretendía viajar a Cisjordania, no daba crédito ayer a las acusaciones recibidas: "No conozco a nadie de Hamás ni a ningún miembro o dirigente de ninguna organización terrorista. Simplemente me negué a abrir mi correo electrónico sin que me dieran algún motivo para hacerlo"
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