Sin entrar a valorar el caso, desde la Fundación ICEERS queremos hacer un doble llamamiento a la responsabilidad, tanto desde la profesión periodística como por parte del consumidor, ya que la mayoría de informaciones que se están publicando sobre la sustancia son erróneas o directamente falsas. Publicar datos e informaciones sin contrastar, distorsionadas o fuera de contexto en medios de información generalista no sólo resulta peligroso, sino que constituye una práctica irresponsable que degrada la imagen del medio que las publica
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