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Un emblema de Madrid es el bocadillo de calamares. En los próximos días, en torno a la fiesta de San Isidro, se despacharán miles en las calles. Y sin embargo, un 99,9% de ellos… no serán de calamares: llevan anillas de otro cefalópodo, se llamen como se llamen. “Si hiciéramos bocadillos con calamares de verdad habría que cobrar a 12 o 14 euros cada uno. La grandísima mayoría de los bocatas se preparan, en realidad, con pota patagónica (‘Dosidicus gigas’) que llega a los restaurante desde el Pacífico Sur ya cortada en anillas.
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