Una de las aficiones de Richard Feynman era la de resolver todo tipo de puzzles, rompecabezas y acertijos. “Aprendí a abrir cerraduras de un tipo llamado Leo Lavatelli. [...]Cuando empezamos a trabajar en Los Álamos, se hizo todo tan deprisa que en realidad no estaba listo del todo. Los secretos del proyecto -todo sobre la bomba atómica- estaban guardados en archivadores, cerrados por candados que como mucho tenían tres pines: eran sencillísimas de abrir.”
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