La historia de Maica no es, afortunadamente, común, pero tampoco única. Cuando nació su segunda hija, Ana, los médicos le dijeron que la niña tenía una rara enfermedad degenerativa y mortal. «Sabía que iba a ser un proceso duro y sin final feliz, pero luchamos como si ella tuviera el cien por cien de posibilidades de curarse». Ana vivió cinco años y medio, «más en el hospital que en casa»,...
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