Quemar hasta la muerte a un niño de seis años porque su padre era miembro de la oposición es sólo un ejemplo de hasta dónde ha llegado la locura de Robert Mugabe. El gran problema de Mugabe es que aún se cree su mito forjado durante años de lucha contra el colonialismo. Mugabe, como en la era colonial, ha instalado un nuevo grupo de elegidos que se reparte la riqueza y el poder, y que nunca ha estado dispuesto a perder sus privilegios. Zimbabue: fraudes electorales, cierre de periódicos y reparto de tierras entre su círculo cada vez más rico.
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