Los dispositivos utilizados por activistas no son tan seguros como creen, y muchas empresas con sede en EEUU y Europa, están vendiendo la tecnología a los gobiernos autoritarios para que la utilicen contra los movimientos democráticos. Estas herramientas provocan fallos de seguridad en la tecnología de los activistas, interceptan comunicaciones o señalan su ubicación. En muchos casos, esta tecnología ha llevado a la detención, tortura, e incluso la muerte. Siria depende de la empresa italiana Area SpA, la americana Bluecoat System,...
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