En Cuba todo se puede negociar. Hasta la muerte. Es lo que le ha sucedido hace dos semanas a la familia Quintana. Su madre, una anciana de 71 años, había fallecido por insuficiencia renal. Después de que el médico certificara la muerte de la señora, lo que vivió la parentela fue una tragedia con visos de comedia negra.La noche del velorio, no había agua y la colada del café asignado por el Estado a los familiares no se pudo hacer. El encargado de prepararlo, además de tener la cafetera rota, no tenía gas en la cocina.
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