Adolfo Suárez Illana compadecía (porque en esta situación compadecía es más acertado que comparecía) para decir que el final de la vida de su padre es inminente, tan inminente que calcula a ojo que se producirá en unas 48 horas. España le vela a la espera de la noticia de su muerte, la definitiva digo, porque de forma insólita se ha revertido la línea temporal de los comunicados en la que primero se produce la noticia y luego se informa de ella.
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