Los ciudadanos debemos ponernos de acuerdo y detallar con claridad los principios fundamentales de una sociedad libre. Una forma de avanzar en este sentido sería una carta de los derechos y los deberes de los ciudadanos, totalmente independiente de los preceptos particulares de las diferentes religiones. Para garantizar la libertad de expresión (amenazada por los extremismos religiosos) necesitamos una esfera pública laica, con unas normas consensuadas para una vida social y pública común, al margen de las creencias de las distintas religiones.
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