Soy publicista y en la primavera de 2016 tuve la suerte de conocer a Rafa Nadal, en el transcurso de un rodaje para una campaña. De pequeño jugué al tenis y soy un gran aficionado de este deporte. He visto muchísimos partidos de Nadal y lo admiro profundamente, pero después de aquel set de rodaje lo admiro aún más. Es una persona empática, educada, amable y sobre todo, profundamente modesta. Nos lo puso muy fácil y creedme, he tenido que trabajar con algunas estrellitas patrias de la música y el deporte y algunas de ellas son insufribles y han convertido mi trabajo en un auténtico infierno.
Hoy Rafa ha ganado su decimotercer Roland Garros, creo que no es necesario añadir nada más. Rafa está en el imaginario de todos los españoles como un modelo a seguir, como un ídolo absoluto de masas, como el hijo que toda madre querría tener.
Dicho todo esto, tengo que reconocer que me estomaga profundamente la conversión de la admiración deportiva en ejemplo social de lo que toda persona debe ser. Toni Nadal dijo sentirse muy incómodo con este artículo que David Jimenez escribió para El Mundo en 2016, llamado "Nadalizar España" : www.elmundo.es/opinion/2016/05/08/572e291a468aeb57128b459c.html
El mismo Nadal en la biografía que le hizo George Carlin ("Rafa, mi camino") dice lo siguiente:
"No soy ejemplo de nada. Si la sociedad me pone como ejemplo a alcanzar, comete un inmenso error. Mi trabajo es entretener. Solo eso. Yo solo soy una persona que tuvo la inmensa suerte de saber aprovechar una circunstancia genética. Espero que mis hijos, cuando los tenga, admiren a personas que crean, que piensan, que cambian las cosas. Yo no pienso mucho, no he cambiado nada. Solo soy un tenista". Rafa, mi historia (John Carlin)
Dejando de lado que Nadal está en las antípodas de mi ideología política, me llama la atención esa visión, fruto de una educación en valores. Y aunque puede oler a falsa modestia, yo creo que el tenista balear habla de una forma sincera y es, junto con los hermanos Gasol (Pau, por ejemplo, fue la única figura que se dio su apoyo al 15M en el dramático contexto de la crisis de 2008: www.20minutos.es/deportes/noticia/pau-gasol-15-m-esperanza-1088040/0/), un rara avis dentro de la constelación de estrellas del deporte español que siempre ha adolecido de una falta de empatía absoluta por los avatares de esos ciudadanos que componen esa españolidad a la que los periodistas deportivos luego aluden, para presentarlos como ejemplos a seguir.
Por eso, me gustaría destacar dos frases que creo que no deben ser olvidadas en estas horas de laureles y gloriosas portadas y que describen las fórmulas en las que el sistema crea modelos de imitación , paradigmas de comportamiento, tal y como las refiere Nadal en su entrevista con John Carlin.
Una es del humorista estadounidense George Carlin (no confundir con John), que decía esto frente a la sacralización de Michael Jordan en los 90:
"Desconfía del futuro de un país que asigna a un deportista el paradigma del comportamiento ejemplar. El logro más importante del talento es la ruptura, la creación, la revolución, no el éxito".
La otra es de Marcelo Bielsa, cuando le preguntaban por Argentina y esa tóxica admiración que los argentinos sienten por Maradona, allá por 1994:
"El capitalismo ha sacralizado el éxito como objetivo esencial, desterrando el valor de la creatividad a la mínima expresión. En los años 20 y 30, los ídolos de los jóvenes eran pintores, poetas, escritores...artistas que trazaban los pilares de un nuevo horizonte, basado en el riesgo, en el cambio, en la transformación. Ahora la admiración se basa en el deseo de estar en el lugar del que admiras, no en la capacidad de evocar e impulsar la idea de un mundo diferente, más amplio, mejor. El éxito debería motivarte a crear una nueva realidad, no a imitarla".
Creo que poco hay más que añadir.