El plan para nacionalizar por la puerta de servicio a las cajas de ahorros que no logren recapitalizarse antes de la fecha indicada es para echarse a temblar. Reconvertidas en bancos y con el Estado al frente de su gestión, lo probable es que precisen de más saneamientos. Ya hemos dedicado 55.000 millones de euros, pero aun así, los contribuyentes tendremos que volver a apoquinar a escote para que, limpios y esplendorosos, los nuevos bancos regresen al sector privado a precios de amigo.
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