Supongo que todos recordáis la famosa canción de Sonrisas y lágrimas donde se decía que después del si “otra vez ya viene el do, do, do…”. Esto, que parece trivial, denota una característica muy peculiar de nuestra audición y es que percibimos el sonido de forma cíclica o incluso circular. Este círculo se cierra cada vez que un sonido dobla su frecuencia. Es decir, si una nota determinada, pongamos, un do, tiene una frecuencia de 525 Hz, al oír un sonido con el doble de frecuencia, 1050 Hz, volvemos a reconocer “el mismo” sonido, un do.
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