Vaya por delante que la sequía ataca con virulencia a casi toda España. Pero en este reparto de la miseria hídrica, Barcelona sobresale por encima de las demás. Solo la provincia catalana une reservas escasas, 62 hectómetros cúbicos –el 22,63% de la capacidad de sus embalses–, con mucha población –5,4 millones–. La ratio barcelonesa, 11,63 metros cúbicos por habitante que la sitúan en la cola, es ampliamente superada tanto por Murcia (17,24) –eterna demandante del trasvase del Ebro– como por la desertica Almería.
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