Hace ocho años Trini Cruzado, de 51, se mudó a una vivienda de alquiler con su hija adolescente y su perra. Estaba iniciando una nueva vida tras haber perdido su piso por no poder hacer frente a la hipoteca, pero comenzaba de nuevo en su barrio de siempre, Cornellá, Barcelona, y con un casero con el que tenía "muy buen rollo". Firmó un contrato de alquiler de 550 euros.
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