Más que paraíso de los trabajadores, China ha sido durante las últimas décadas paraíso de las multinacionales: salarios ínfimos, cero sindicatos, cero huelgas. Las cosas están cambiando. El caso de los suicidios en la Taiwanesa Foxcoon y el fuerte aumento salarial concedido por esa compañía y la japonesa Honda Motor son señales de que empiezan a soplar nuevos vientos en ese extraño matrimonio entre multinacionales y un gobierno nominalmente marxista.
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