Cansado, probablemente, de no poder salir de su finca en el sentido de circulación que más le interesaba, un buen día se armó con una brocha y un bote de pintura negra. Y ni corto ni perezoso, se puso a borrar, pintándola de negro asfalto, varios pequeños tramos de la línea central de la carretera, que gracias a esta artimaña pasaría de continúa a discontinúa. Así podría salir de casa en el sentido deseado, y sin pisar raya continua.
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